Decía Patrick Bateman en American Psycho, que él sentía tener todas las características de un ser humano: carne, sangre, piel, pelo, pero ni una sola emoción clara e identificable, excepto avaricia y aversión. Ocurría algo horrible dentro de él, y no sabía por qué.
Bateman, a diferencia de muchos de nosotros, no era uno de los 5 millones de parados que se ahogaban en un país de mierda. Él era rico, moldeaba sus abdominales y domaba sus nalgas, y en sus ratos libres horadaba con furia salvaje el recto de las más selectas pilinguis. Era un sociópata.
Otros, sin embargo, somos simplemente unos amargados. Me pasa a mi, que día tras día siento como crece un odio irracional hacia prácticamente todo lo que me rodea: televisión, radio, ciudadanía, educación, deporte, compatriotas, la idea de España, la idea de Europa, PP, PSOE, UPyD, Roures, Pedro J., Escolar, Eva Hache, Intereconomía, Wyoming... Me siento preso en una irrefrenable espiral de heces. Cada vez veo menos cosas buenas en el mundo, y por ende de la infecta España. España. Ese lugar donde no existe la prensa, si no los boletines oficiales. Si mezclas los colores azul, naranja, rojo, verde, blanco, blaugrana y amarillo, representando distintas vertientes políticas y deportivas, no sale el blanco de la verdad, sino uno más parecido al color mierda de la información que recibimos diariamente.
Y al contrario que Bateman, que descargaba su odio y aversión contra indefensos seres de la calle o contra infra seres de oficina, yo no me veo capaz de hacer otra cosa que no sea descargar mi frustración a través de la ingesta masiva de paquetes de Riskettos, que sin duda harán mella en mi organismo.
Yo, como el 90% de los españoles, soy republicano pasivo, pro-eutanasista y proclive al ahorcamiento de Merceditas Milá y Jaume Roures. Pero como que me da perecita salir a la calle a pedirlo, con lo a gusto que estoy en mi butacón con orejas, tocándome los cojones. Y sin embargo, ahí están las decenas de miles de abuelas con rulos, berreándole "guapo" a nuestro campechano Juan Carlos, cuando sale a saludar a la plebe en los bautizos de su prole de regios conejos, ahí están los de Pro-Vida con su cirio y su jersey sobre los hombros, o ahí están las marujas sosteniendo los inexplicables shares astronáuticos de Telecinco... O ahí están las juventudes. Las juventudes.
La verdad es que todo lo que sean "juventudes" seguido de unas siglas políticas acaba siendo patético. Da igual si catalanas, comunistas, hitlerianas, del PPSOE o de UPyD. Luego, a muchos de esos, que suelen estar para ver si mojan con las perroflauters o las pijas si se tercia, se les pasa la comida de tarro que llevan cuando les cogen el gustillo a ganar dinero.
Claro que si la otra opción es salir en el programa de Pedro García Aguado, o ser como yo, la mejor opción sería pegarse un tiro, desde el esfuerzo y el ingenio.